¿Qué son los Villancicos?

Pero mira cómo beben los peces en el río,

Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido

Se acerca la Navidad y queremos hablar de uno de los estilos musicales más alegres, cercanos y emotivos que tiene el flamenco: Los villancicos.

Los villancicos españoles

Los villancicos existen desde hace siglos. Hay estudiosos que reconocen su origen en un tipo de cancioncillas populares cantadas en las villas por gente dedicada al medio rural. Algunos se remontan al siglo XV, otros incluso al XI, reconociendo ciertas similitudes en cánticos mozárabes. Se iniciaron con composiciones de temas laicos pero la verdadera génesis de un villancico empieza cuando el tema se centra en lo religioso y se asienta la costumbre de cantarlos en Navidad.

¿Y los villancicos gitanos?

Los villancicos gitanos se diferencian del resto de villancicos porque en ellos se “aflamencan” las composiciones, es decir, se cantan villancicos por bulerías, por tangos y por otros palos del flamenco. Son cantes convertidos ya en un referente de la cultura popular andaluza.
En el ambiente flamenco, las reuniones navideñas para cantar villancicos se llaman “zambombas”.
Desde 2015 la “Zambomba de Jerez y Arcos de la Frontera” se ha incluido en el catálogo de Bien de Interés Cultural por la junta de Andalucía.

La temática de los villancicos

Todas las letras son las propias del repertorio navideño andaluz. La ironía se mezcla con el dolor por saber el destino del niño Jesús. Se habla de la virgen, de madroños, de comida y de muchas escenas cotidianas pero sobre todo se resalta la alegría por la llegada “del Niño de Dios” (así es como mencionan a Jesús en los villancicos clásicos).
La Virgen se peina o lava o acuna al niño, el niño sonríe, la noche es de paz, los ángeles tocan. Curiosamente la Virgen siempre es gitana y algunas veces José es payo.

Como ejemplo, esta estrofa del villancico “La Virgen gitana” de Raya Real:

“La Virgen como es gitana,

a los gitanos camela,

San José como es gachó,

se rebela, se rebela.”

La Zambomba es una fiesta

En los últimos años se han puesto muy de moda las fiestas llamadas “Zambombas”, una celebración que toma el nombre de este particular instrumento imprescindible para que la fiesta sea un éxito. A finales del mes de Noviembre y hasta los días más señalados de la Navidad se celebran Zambombas en las casas, peñas, patios y plazoletas de los entornos más flamencos y gitanos de España, especialmente en Andalucía, pero también en teatros y tablaos, donde esta celebración navideña se convierte en un auténtico espectáculo.

Zambomba, pandereta y anís del mono.

Estos tres instrumentos son claves para que una celebración navideña gitana sea como tiene que ser.

  1. La zambomba es un instrumento de percusión, una especie de tinaja hecha de barro cocido o de madera, hueca y vacía , abierta por arriba y que se tapa con una piel muy tirante atravesada en su centro por un palo a manera de mástil, el cual, frotado de arriba abajo y de abajo arriba con la mano humedecida, produce un sonido fuerte, ronco y monótono. Es como un tambor de fricción.
  2. La pandereta es un instrumento rústico, redondo, provisto de sonajas o cascabeles y que se toca con los dedos o con toda la mano.
  3. La archiconocida botella anís del Mono ha conseguido elevarse a la categoría de instrumento musical gracias a las zambombas. Su superficie de vidrio tiene un relieve muy particular, que al rasparla con una cuchara, produce un sonido que resulta ideal como acompañamiento.

Entre Arcos y Jerez

En Cádiz es donde se concentra lo más genuino de este arte. Es de sobra conocido que durante estas fechas, entre Jerez y Arcos de la Frontera, cantan villancicos artistas de renombre, pero también que es en este territorio andaluz donde la participación del pueblo mantiene esta tradición viva y bien arraigada. Todos pueden concentrarse alrededor de una fogata, comer pestillos, dar palmas y cantar: “pero mira cómo beben los peces en el río/ pero mira cómo beben por ver al Dios nacido”.


¡Felices Navidades!

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Fuentes consultadas:

Real Academia Española

Foto y texto:

Eva Blanch